SIDA y Homosexualidad
¿Es muy alto el riesgo de infección en los homosexuales?
En los homosexuales que practican el coito anal ese riesgo es muy elevado, sobre todo en el receptivo, y más aún cuando se mantienen contactos sexuales con varias parejas (promiscuidad homosexual). También hay posibilidad de transmisión del VIH mediante "sexo oral" (7% de los casos de homosexuales en San Francisco).
Los varones homosexuales fueron el grupo más afectado al inicio de la epidemia de SIDA, precisamente porque coincidían en ellos las relaciones sexuales de muy alto riesgo (como el coito anal) y la elevada promiscuidad.
¿Qué propuestas existen para reducir la transmisión del VIH asociada a la homosexualidad?
En primer lugar, abstenerse de este comportamiento sexual, que es, obviamente, el modo absolutamente eficaz para prevenir esta vía de contagio. Esta es la verdadera prevención. Una terapia adecuada puede ayudar a equilibrar la vivencia de la sexualidad.
Pueden ser útiles, las siguientes medidas propuestas con frecuencia: no mantener relaciones sexuales con sujetos seropositivos; evitar la promiscuidad; rechazar el coito anal; y, en situaciones especiales, utilizar el llamado preservativo.
¿Cuál es el riesgo de transmisión por relaciones heterosexuales?
La probabilidad de infección por el VIH después de una única relación heterosexual varía desde el 1/1000 al 1/10, aunque para los hombres que tienen relaciones con prostitutas infectadas la probabilidad de contagio puede elevarse al 3% - 5%.
Entre parejas heterosexuales que no tienen contactos sexuales con otras personas, y en las que el varón está infectado y la mujer no, la posibilidad de contagio después de dos años de relaciones sexuales normales, aún utilizando el preservativo, es de aproximadamente un 5%.
El contagio heterosexual es hoy, a nivel mundial, la principal vía de contagio del virus del SIDA. En los países en vía de desarrollo del 75% al 85% de los infectados lo son por contactos heterosexuales. En los países desarrollados este porcentaje es menor, aunque la vía heterosexual es la segunda causa de contagio.
En España, según los datos de 2000, el 22% de los nuevos contagiados lo han sido por contactos heterosexuales, aunque cabe destacar que esta vía adquiere un especial relieve en las mujeres, ya que representa aproximadamente el 40% de las nuevas infecciones.
¿Cómo se intenta reducir la transmisión heterosexual del SIDA?
Hay unanimidad entre los científicos en que sólo la abstinencia sexual y las relaciones monógamas con persona no infectada aseguran la no transmisión del SIDA. Para los que quieran asumir el grave riesgo de mantener relaciones sexuales fuera de la monogamia con persona sana, la recomendaciones habituales son: utilizar el preservativo; evitar las relaciones sexuales con personas posiblemente infectadas; evitar las relaciones sexuales traumáticas, etc.
Los varones
El VIH/Sida es una patología que se transmite tanto por contacto genital como por vía endovenosa, o también de mujer embarazada a su bebé durante la gestación, el parto o la lactancia. De estas tres vías de transmisión, la sexual es la que produce mayor número de infecciones en el mundo entero. Quiere decir que la sexualidad y, en consecuencia las cuestiones de género, son cruciales para entender la problemática y tomar medidas de prevención.
Así lo entendió ONUSIDA/UNAIDS (1) al proponer como eje de la campaña del año 2000 al rol de los varones, apuntando los esfuerzos a concienciar a los hombres de su responsabilidad con respecto a la prevención del VIH/sida. La decisión sorprendió a muchos, luego de un periodo dedicado a la prevención de la infección en las mujeres y los niños. Pero en realidad se recalca así la necesidad del cuidado de parte de quienes fueron los primeros castigados por la enfermedad.
Al principio de la pandemia, en las décadas del 70 y el 80, la mayor parte de las infecciones correspondieron a los hombres que mantienen sexo con hombres. Pero como esta realidad no se apoyaba en cuestiones fisiológicas, el VIH (virus que provoca el Sida) se propagó rápidamente hacia otros sectores de la comunidad
Heterosexualidad
Mientras las organizaciones homosexuales trabajaban por concienciar a sus pares en la necesidad de evitar la infección, otros sectores se consideraron fuera del problema, dejando vía libre al virus. Creció así la pandemia entre las personas heterosexuales, siendo la mujer la más propensa a contraer el virus, no sólo por diferencias anatómicas sino por cuestiones culturales, las cuales se encuadran en las inequidades de género. Al estar la mayoría de ellas en su edad fértil, no fue difícil que el VIH llegara también a los niños, a pesar de contarse con tratamientos preventivos de la infección en el embarazo y el parto.
Durante años se dedicaron así muchos esfuerzos para lograr que ningún sector de la sociedad se sienta invulnerable y adopte hábitos preventivos. Entre ellos, el condón ha sido el método de prevención que mejores resultados ha ofrecido en la prevención de la infección por VIH y otras infecciones de transmisión sexual. Si bien existe una versión femenina del condón que puede aplicarse en el cuerpo de la mujer, el más conocido, económico y práctico sigue siendo el preservativo masculino. Por eso el papel del hombre en la prevención de la transmisión sexual se hace indispensable, mientras la mujer no gane espacios de decisión en la negociación de las condiciones en que se mantienen las relaciones sexuales.
Motivos
Según ONUSIDA, hay cinco razones principales para trabajar sobre la concienciación de los varones (2):
1. La salud del varón es importante pero no recibe la atención adecuada. Es menos probable que el varón solicite atención de salud que la mujer, y es más probable que él adopte un comportamiento peligroso para su salud: consumo de alcohol, drogas, riñas callejeras o la conducción temeraria de vehículos.
2. El comportamiento del varón lo expone al riesgo de contraer el VIH. Los varones siguen siendo mayoría entre las personas que viven con el VIH o con SIDA en el mundo. Es menos probable que el varón preste atención a su salud y su seguridad sexual que la mujer. Es más probable que consuma sustancias que conducen a las relaciones sexuales peligrosas, y también hay más probabilidades de que se inyecte drogas, con lo que corre el riesgo de infectarse a través de las agujas y jeringas contaminadas por el VIH.
3. El comportamiento del varón expone a la mujer al riesgo del VIH. Por término medio, los hombres tienen más parejas sexuales que las mujeres. El VIH se transmite sexualmente con más facilidad de un varón a una mujer que a la inversa. Además, los consumidores de drogas seropositivos -la mayoría de los cuales son varones- pueden transmitir el virus tanto a sus compañeros/as toxicómanos/as como a sus parejas sexuales. Por tanto, es más probable que un varón con el VIH infecte a más personas a lo largo de su vida que una mujer VIH-positiva
Más razones
4. Las relaciones sexuales entre varones ponen en peligro tanto al varón como a la mujer. La mayor parte de las relaciones sexuales entre varones se mantienen ocultas. De acuerdo con encuestas efectuadas en todo el mundo, hasta una sexta parte de todos los hombres declaran haber tenido relaciones sexuales con otro hombre. Muchos varones que tienen relaciones sexuales con otros varones también tienen relaciones sexuales con mujeres: con sus esposas o con parejas ocasionales o habituales. En muchos países, la hostilidad contra las relaciones homosexuales ha tenido como consecuencia inadecuadas medidas de prevención del VIH.
5. Los varones deberían prestar mayor atención al problema del SIDA porque afecta a la familia. Debería estimularse a los padres y futuros padres a tener en cuenta la posible repercusión de su comportamiento sexual en sus parejas e hijos, incluidos los hechos de fallecer por causa del SIDA y dejar huérfanos a sus hijos, y de introducir el VIH en la familia. Los varones también deben intervenir más en el cuidado de los miembros de la familia que tienen el VIH o el SIDA.
Sin embargo, la intención de remarcar la responsabilidad varonil sobre la transmisión del VIH no intenta proponer al hombre como el portador de las culpas en la problemática del Sida. Son en realidad las inequidades en cuanto a las cuestiones de género las que proponen las diferencias de vulnerabilidad. De combatir y transformar esas inequidades somos responsables todos: varones y mujeres.
Cómo ayudar a la persona con inclinaciones homosexuales a ayudarse a sí misma
No hay atajos en la vida cuando se trata del corazón. Cuando una persona que lucha con sus sentimientos homosexuales decide conquistar el yo que ha perdido, se de cuenta que hay partes de su personalidad que ha enterrado o que ni siquiera conoce todavía. Ello toma tiempo, paciencia y un diligente esfuerzo. El precio es elevado, pero el premio bien vale la pena. Los esfuerzos que se empleen en esa conquista implican temporadas o etapas de curación, sin las cuales la persona que lucha con sentimientos homosexuales se puede estrellar en pleno vuelo.
A menudo "el proceso de curación va de mal en peor, pero luego va mejor". La gente viene a recibir consejería en tiempos de crisis, cuando se sienten mal. A medida que descubren las fuentes de los problemas, las cosas se ponen peor debido a que sienten dolor. Pero, luego, las cosas se ponen mejor cuando la curación se da y se sienten amados.
La etapa de la transición
Primera tarea: Renunciar a la actividad sexual. La persona necesita cortar sus vínculos con las cosas, los lugares y las personas que utilizaba para "divertirse".
Segunda tarea: Descubrir un grupo de apoyo. Ello es importante porque por medio de ese grupo la persona experimenta un ambiente que la alimenta emocionalmente, la cura de las heridas del pasado y le da amor auténtico, dirección y ánimo.
Tercera tarea: Desarrollar el sentido del propio valor y de la propia dignidad en relación con Dios. El camino que conduce fuera de la homosexualidad no consiste en un método, sino en una persona: Jesucristo.
La etapa para establecer los cimientos
Primera tarea: Continuar con el grupo de apoyo. Es importante que la persona desarrolle su sistema de apoyo, que participe en él y que lo fortalezca. El sistema de apoyo es vital y funciona como un alcázar, es decir, como un espacio seguro que protege a las personas.
Segunda tarea: Continuar con el desarrollo del sentido del propio valor en la relación con Dios. La meditación, la oración, el estudio y la afirmación son esenciales para desarrollar una sólida base espiritual, así como una relación íntima con Dios.
Tercera tarea: Desarrollar habilidades. Se trata de capacitarse en la auto-afirmación, la buena comunicación y las técnicas para resolver conflictos y problemas. La persona que lucha con su proceso de curación necesita instrucción y dirección para saber cómo manejar las relaciones interpersonales actuales, antes de que sea capaz de regresar y curarse de las heridas del pasado.
Cuarta tarea: Comenzar la curación del "niño" interior. Trabajar en la identificación de pensamientos, sentimientos y necesidades. Por medio de esta labor con el "niño" interior, la persona comienza a entender los orígenes y significados de las poderosas fuerzas que la rodean.
La etapa de la curación de las heridas homo-emocionales
Primera tarea: Continuar con todos los aspectos de la etapa anterior. El sistema de apoyo rodea a la persona de amor, comprensión y sostén a medida que el dolor emocional del pasado se va desenterrando.
La relación personal con Dios da más fortaleza para comenzar este proceso de aflicción, para continuar enfrentando el desafío de los pensamientos equivocados y el monólogo interior negativo, así como para ensanchar el alma hacia nuevas maneras de ver y vivir la vida.
Segunda tarea: Descubrir las raíces de las heridas homo-emocionales. Para lograrlo, la persona debe redescubrir y desenterrar aquello que ocurrió en su pasado y que la separó de su propia identidad como hombre o como mujer.
Tercera tarea: Comenzar el proceso de la aflicción, el perdón y el asumir responsabilidad. Las etapas de curación de esta tarea son:
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Recordar.
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Dejar ir.
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Experimentar alivio.
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Darse cuenta.
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Asumir responsabilidad.
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Cuarta tarea: Desarrollar, con personas del mismo sexo, relaciones que sean sanas y que ayuden en la curación. Lo que surgió de relaciones rotas y no saludables, necesita ser curado por medio de relaciones sanas y emocionalmente nutritivas.
La heterosexualidad florece después que una persona llena sus necesidades homo-emocionales de forma correcta y experimenta la propia identidad masculina o femenina. Por ello es que el matrimonio nunca curará las atracciones hacia las personas del mismo sexo.
La etapa de la curación de las heridas hetero-emocionales
Primera tarea: Continuar con todas las tareas de la segunda etapa.
Segunda tarea: Descubrir las raíces de las heridas hetero-emocionales. La persona que está en proceso de recuperación debe desenterrar las raíces (las causas) que impiden que se relacione íntimamente en el matrimonio con otra persona del sexo opuesto. Debe identificar y curarse de estas heridas.
Tercera tarea. Continuar con el proceso de la aflicción, el perdón y el asumir responsabilidad.
Cuarta tarea. Desarrollar relaciones, con personas del sexo opuesto, que sean sanas y que ayuden en la curación, así como aprender a comprender y a apreciar al sexo opuesto.