LAS CONCLUCIONES PUEDEN SER VARIADA, YA QUE ES SUBJETIVO A LA REALIDAD DE CADA PERSONA, PERO ATENDIENDO A CONSULTAS SE PUEDE DECIR (MUY PERSONAL):
A.- NO TENER RELACIONES SEXUALES CON ESA PERSONA PARA EVITAR LA REINFECCION
B.- SEPARARSE O DIVORCIARSE
C.- NO OLVIDARSE QUE TODO PUEDE SER CUESTION DE SENTIMIENTOS (DIVORCIARSE PARA QUE ELLA SEA FELIZ) O UNA DESICION DEFINITIVA NADA SENTIMENTAL
D.- TENER CUIDADO CON NUESTROS HIJOS, ES MI PRACTICA HABITUAL (Si queremos que nuestros hijos afronten las dificultades de la vida con fortaleza es importante educarles en la capacidad de ser resilientes, para ello es fundamental nuestro ejemplo, no sobreprotegerles y sobre todo creer en ellos. No se trata de evitar que se caigan, sino de enseñarles a levantarse, y para ello tenemos que confiar en que ellos pueden.)
(Por supuesto, tampoco se trata de exponerles a peligros o ambientes agresivos “para que se hagan más fuertes”, afortunadamente no estamos en Esparta. Aportar seguridad y protección es necesario. Algo importante que podemos preguntarles a los niños cuando tienen un contratiempo si queremos que aprendan a desarrollar la resiliencia es ¿qué puedes aprender de esto? o ¿qué puedes sacar bueno de esto que ha ocurrido?)
C.- ALTERNATIVAS COMO LAS SIGUIENTES:
Las personas que practican la resiliencia:
Son conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos, y las personas resilientes saben usarla a su favor. Estas personas saben cuáles son sus principales fortalezas y habilidades, así como sus limitaciones y defectos. De esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta sus necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponen para conseguirlas.
Son creativas. La persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a intentar pegar el jarrón roto, es consciente de que ya nunca a volverá a ser el mismo. El resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su experiencia dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo precioso.
Confían en sus capacidades. Al ser conscientes de sus potencialidades y limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son capaces de hacer. Si algo les caracteriza es que no pierden de vista sus objetivos y se sienten seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también reconocen la importancia del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas, sino que saben cuándo es necesario pedir ayuda.
Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. A lo largo de la vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos desmotivan, pero las personas resilientes son capaces de ver más allá de esos momentos y no desfallecen. Estas personas asumen las crisis como una oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer. Saben que esos momentos no serán eternos y que su futuro dependerá de la manera en que reaccionen. Cuando se enfrentan a una adversidad se preguntan: ¿qué puedo aprender yo de esto?
Practican el mindfulness o conciencia plena. Aún sin ser conscientes de esta práctica milenaria, las personas resilientes tienen el hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tienen una gran capacidad de aceptación. Para estas personas el pasado forma parte del ayer y no es una fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde con su cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho. Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para asombrarse ante la vida.
Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista. Las personas resilientes son muy objetivas, saben cuáles son sus potencialidades, los recursos que tienen a su alcance y sus metas, pero eso no implica que no sean optimistas. Al ser conscientes de que nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por centrarse en los aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas desarrollan un optimismo realista, también llamado optimalismo, y están convencidas de que por muy oscura que se presente su jornada, el día siguiente puede ser mejor.
Se rodean de personas que tienen una actitud positiva. Las personas que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva ante la vida y evitan a aquellos que se comportan como vampiros emocionales. De esta forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede sostener en los momentos más difíciles.
No intentan controlar las situaciones. Una de las principales fuentes de tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de nuestra vida. Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos sentimos culpables e inseguros. Sin embargo, las personas resilientes saben que es imposible controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la incertidumbre y se sienten cómodos aunque no tengan el control.
Son flexibles ante los cambios. A pesar de que las personas resilientes tienen una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué quieren lograr, también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes y cambiar sus metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al cambio y siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin aferrarse obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución.
Son tenaces en sus propósitos. El hecho de que las personas resilientes sean flexibles no implica que renuncien a sus metas, al contrario, si algo las distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha. La diferencia estriba en que no luchan contra molinos de viento, sino que aprovechan el sentido de la corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen una motivación intrínseca que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que se proponen.
Enfrentan la adversidad con humor. Una de las características esenciales de las personas resilientes es su sentido del humor, son capaces de reírse de la adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse en los aspectos positivos de las situaciones.
Buscan la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando las personas resilientes pasan por un suceso potencialmente traumático su primer objetivo es superarlo, para ello, son conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en buscar ayuda profesional cuando lo necesitan.
Razones por las que la resiliencia es la cualidad más atractiva que puedes tener
La resiliencia es la capacidad para recuperarse de los momentos difíciles, y es uno de los rasgos de carácter más cautivadores que podemos tener.
Aunque algunas personas se dejan afectar menos que otras, creo que todo el mundo es capaz de ser flexible si están lo suficientemente motivados para progresar en la vida, en lugar de darse por vencido cuando las cosas van mal.
La mayor parte de lo que queremos en la vida está en nuestras manos. A continuación les mostramos por qué la capacidad de superarte a ti mismo es tan sexy:
1. Sabes enfrentar
El saber enfrentar las situaciones de la manera más saludable posible, es algo que te hace ser fascinante como persona. En lugar de recurrir a sustancias o comer de más por lo que estás sintiendo, prefieres ponerte a hacer ejercicio.
En lugar de seguirle dando vueltas al asunto, lo dejas ir. En lugar de culparte a ti misma, prefieres resolver los problemas. En vez de quedarte mirando el techo, te pones a hacer algo productivo.
2. Siempre eres optimista
Crees que controlas tu propio destino, y que eres impulsada a tener éxito. Eres capaz de ver los acontecimientos negativos como lecciones valiosas de la vida, en lugar de retroceder, estás enfocada en el progreso.
Tienes confianza, y tu energía positiva es lo que atrae a otros hacia ti. Una actitud positiva es increíblemente sexy y es un rasgo que caracteriza la capacidad de ser resiliente.
3. Te reencuentras contigo misma
En lugar de darte por vencida, intentas vivir la vida de diferente manera. Te permites estar triste, pero utilizas esa tristeza como motivación para encontrar nuevas vías de lograr tus metas.
Como eres capaz de encontrarte contigo misma, puedes recuperarte de esa tristeza en muy poco tiempo, descubrir una nueva pasión o iniciar una nueva actividad. Tu eres más guapa a medida que abres nuevas puertas a tu bienestar. Así logras tener una nueva perspectiva sobre la vida y las cosas van a ir mejorando.
4. Nadie tiene que mimarte
No eres frágil ni eres vista como una flor delicada. Tus amigos y familiares saben que eres la persona que se mantiene en calma durante una crisis, en lugar de desmoronarse.
El hecho de poder afrontar las situaciones adversas hace que te veas mucho más atractiva de lo que sería si los demás tuvieran que tratarte siempre como a un bebé.
5. No vives en el pasado
Seguro que llevas contigo un equipaje (todo el mundo lo hace). El tuyo, sin embargo, no es el típico que es perceptible en una primera cita. Los acontecimientos negativos que han ocurrido en tu vida se quedan en el pasado, mientras que tu te mantienes enfocada en un gran futuro.
Hay muchas formas en que las personas resilientes se centran en el lado positivo, solo al encontrar una forma diferente de pensar. Por ejemplo, si estás dejando tu trabajo, mantén tu concentración puesta en que el próximo será significativamente mejor.
Si estás teniendo una pelea con tu mejor amigo, date cuenta que es una bendición disfrazada, ya que ahora tienes la oportunidad de ser más cercana y compartir más con tu hermana.
6. Te estás volviendo más fuerte cada día
La vida no te puede lanzar un golpe lo suficientemente fuerte como para darte una paliza, y eso es una cualidad hermosa. Cada vez que te has visto obligada a superar un obstáculo, has aprendido una lección, por lo que es menos probable que vayas a cometer el mismo error otra vez.
En lugar de ser mimada, eres la persona a la cual acudirán tus amigos en busca de consejos sobre cómo ser fuerte.
7. Tu capacidad de adaptación al cambio hace que avances en la vida
A veces la resiliencia implica una capacidad muy necesaria para adaptarse al cambio. El cambio puede ser una gran cosa y una excelente oportunidad para el crecimiento personal. Mientras uno se adapta a los cambios, avanza en la vida.
Al tener nuevos patrones, estos se convierten en nuevas rutinas, y antes de darte cuenta, has logrado cambios increíbles en tu estilo de vida que son mucho más saludables y tremendamente más beneficiosos. Así no sólo te recuperas de los momentos difíciles, sino que también empiezas de cero.
